martes, 15 de septiembre de 2015

¿Por qué las bodas son tan caras?

Cuando salimos de compras, la mayor parte de las veces estamos familiarizados con lo que vamos a comprar. Generalmente, tenemos una idea más o menos clara de lo que un kilo de zanahorias debe costar, y esperamos que las tiendas de comestibles publiciten sus precios. No obstante, a diferencia de lo que ocurre en la adquisición de la mayoría de bienes y servicios, aquellos que se adquieren con ocasión de una boda son, probablemente, compras que realizarán solo una vez en la vida. Añádele a eso el hecho de que la gran mayoría de proveedores de bodas no publicitan sus precios en sus páginas web y comenzarás a darte cuenta porqué la planificación de una boda puede implicar tanto estrés: La familiaridad con los bienes a comprar y la transparencia en los precios con la que contamos para otras compras, simplemente no existe aquí.
En el negocio de las bodas, el precio es algo muy ambiguo sobre lo que rara vez se ha escrito o hablado. De este modo, solo queda hacer todo lo posible para encontrar un precio justo y que no se aprovechen de uno por el hecho de ser la primera vez que se compra este tipo de cosas.
Un hecho que a menudo asusta a los recién comprometidos es que los vendedores les van a cobrar más por una boda que para cualquier otro evento, como fiestas de empresa o reuniones familiares. A primera vista, esto parece absurdo: El mismo servicio debería costar el mismo precio.
Los planificadores de boda (que también organizan muchos otros tipos de eventos) saben que las bodas son eventos completamente diferentes a cualquier otro. A diferencia de otros tipos de reuniones o eventos, se supone que las bodas deben sentirse como algo único, personal y completamente ejecutado a la perfección. Ello involucra un gran esfuerzo y presión para todos los que hacen el trabajo de campo.
Cuando la novia empieza a caminar por el pasillo, por ejemplo, los fotógrafos realmente no tienen la opción de cometer errores. No hay una "toma dos". Hay mucho en juego, y los fotógrafos deben llevar a cabo a la perfección su trabajo o de lo contrario se enfrentan al hecho que perderán un momento irrepetible en la vida de sus clientes.
Es lo mismo con la edición del video de la boda. A menudo hay clientes que piden no cortar a la "tía financieramente inestable que vino desde muy lejos y que se sentiría devastada si no estuviera en el video". La naturaleza personalísima de las bodas hace probable que demande más trabajo que una fiesta típica, y el precio va a reflejar eso.
No estamos tratando de defender a todos los proveedores de la industria de las bodas. La peculiar naturaleza de este mercado le da a los proveedores la oportunidad de aprovechar el aspecto emocional y personal de la planificación de una boda. Esto se evidencia en las tácticas extremas de ocultación de precios.
La táctica común utilizada por algunos (no la mayoría) de los vendedores es dar evasivas cuando se les pregunta acerca de los precios. Esto le da al vendedor la oportunidad de hacer que la pareja se “enamore” del servicio, antes de hacerlos pisar tierra con el precio, momento en el que ya sentirán que no hay marcha atrás. En un blog de bodas se dice de manera reveladora lo siguiente:
 “Cuando la novia o el novio preguntan por los precios, dale evasivas.
¿Acaso cobras el mismo precio para todos los servicios que das? ¿Sin importar el día?
Por supuesto que no. Existen muchas variables que necesitas saber antes de dar un precio realista. Así que no des esa información a la primera oportunidad “
Existen vendedores descarados que se aprovechan de las emociones de los ilusionados novios, sembrándoles temores de arrepentimiento si no gastan más "por esta única vez”, “para el gran día". Esta es la parte de la industria que debe cambiar. Es la parte de la industria que es, en parte, responsable del hecho de que el 40% de las parejas terminen aumentando su presupuesto.
Entonces, ¿qué puedes hacer? Es muy sencillo: Pregunta por los precios. De hecho, debes exigir los precios. Aunque a muchos proveedores no les sea agradable, la gente tiene una cantidad limitada de dinero, y es realista pensar que, muchas veces, no van a contrastar a los proveedores por la calidad de su trabajo, sino porque simplemente encajan dentro del presupuesto para la boda. Los presupuestos deberían ser respetados y deberían ser transparentes. Esa es la única manera para empezar, poco a poco, a cambiar un mercado irremediablemente asimétrico.


Adaptado de: “What I've learned about wedding prices from working in the industry” de Johnny Harris (Fuente: http://www.vox.com/2015/7/30/9061419/weddings-so-expensive-economics)