lunes, 23 de noviembre de 2015

Lo que dice la ciencia sobre la infidelidad

Engañar a tu pareja está mal visto en casi todas las culturas, sin embargo, por algún motivo le añade sabor a la trama de las películas y es inspiración para innumerables canciones sobre corazones rotos. Pero, ¿por qué está mal engañar a la gente en primer lugar? ¿Hay alguna ciencia detrás de esto?
Sólo alrededor del 3% de los mamíferos son monógamos, es decir, se quedan estos con una sola pareja toda la vida. Y los seres humanos se encuentran en esta categoría. Desde una perspectiva evolucionista existen ventajas cuando una de los miembros de la pareja puede proteger a los jóvenes, mientras que el otro se va a buscar alimentos y les proporciona recursos. Sin embargo, de alguna manera, el apareamiento con otras parejas o la infidelidad es un comportamiento humano bastante común.
El gen que contiene el receptor de la dopamina juega un papel clave en la infidelidad de hombres y mujeres.
La muchas veces llamada "hormona de la felicidad" es liberada después de actividades placenteras como el ejercicio, comer alimentos y el orgasmo. Y un estudio encontró que el 50% de las personas que poseen la variante “alelo largo” de este gen han engañado a su pareja, en comparación con sólo el 22% de las personas que tienen el “alelo corto”. Los participantes con el alelo largo también tenían una tendencia a ser audaces y sucumbir a las conductas adictivas, tales como el alcoholismo. Tal vez la frase "una vez un tramposo, siempre un tramposo” puede tener una base en la realidad.
Los niveles de la hormona vasopresina también juegan un rol importante. Similar a la oxitocina, que es a veces llamada “hormona del cariño”, la hormona vasopresina puede afectar a la confianza, la empatía y la vinculación social.
De hecho, una inyección de vasopresina directamente en el centro nervioso de roedores de montaña aumenta la probabilidad de que se conviertan en monógamos.
Las personas con autismo también tienen menores niveles de vasopresina, lo que afecta su capacidad para entender los códigos de conducta sociales. En 2014 un estudio con más de 7000 gemelos finlandeses encontró que la infidelidad en las mujeres tenía una variante en el gen que codifica el receptor de vasopresina, lo que sugiere adicionalmente que bajos niveles de vasopresina tienen una influencia en la infidelidad.
El dinero también puede ser un factor. Los hombres que ganan significativamente más que su contraparte femenina son más propensos a ser infieles. También son más propensos a ser infieles si sus esposas son amas de casa. Sólo si ambas partes tienen ingresos de similar potencial, las posibilidades de engaños disminuyen significativamente.
Por supuesto, muchos otros factores de la vida pueden conducir a la infidelidad; desde problemas emocionales no resueltos, cargas de relaciones pasadas hasta... una excesiva intoxicación por alcohol. Desafortunadamente, las parejas del mismo sexo no han  sido suficientemente estudiadas y las investigaciones científicas continúan excluyendo a los grupos minoritarios como para tener conclusiones claras.
De cualquier manera, el engaño se basa claramente en la biología y la genética de algunos de nosotros, a pesar de ser una especie monógama.