Engañar a
tu pareja está mal visto en casi todas las culturas, sin embargo, por algún
motivo le añade sabor a la trama de las películas y es inspiración para
innumerables canciones sobre corazones rotos. Pero, ¿por qué está mal engañar a
la gente en primer lugar? ¿Hay alguna ciencia detrás de esto?
Sólo
alrededor del 3% de los mamíferos son monógamos, es decir, se quedan estos con
una sola pareja toda la vida. Y los seres humanos se encuentran en esta
categoría. Desde una perspectiva evolucionista existen ventajas cuando una de
los miembros de la pareja puede proteger a los jóvenes, mientras que el otro se
va a buscar alimentos y les proporciona recursos. Sin embargo, de alguna
manera, el apareamiento con otras parejas o la infidelidad es un comportamiento
humano bastante común.
El gen que
contiene el receptor de la dopamina juega un papel clave en la infidelidad de
hombres y mujeres.
La muchas
veces llamada "hormona de la felicidad" es liberada después de
actividades placenteras como el ejercicio, comer alimentos y el orgasmo. Y un
estudio encontró que el 50% de las personas que poseen la variante “alelo
largo” de este gen han engañado a su pareja, en comparación con sólo el 22% de
las personas que tienen el “alelo corto”. Los participantes con el alelo largo
también tenían una tendencia a ser audaces y sucumbir a las conductas
adictivas, tales como el alcoholismo. Tal vez la frase "una vez un
tramposo, siempre un tramposo” puede tener una base en la realidad.
Los niveles
de la hormona vasopresina también juegan un rol importante. Similar a la
oxitocina, que es a veces llamada “hormona del cariño”, la hormona vasopresina
puede afectar a la confianza, la empatía y la vinculación social.
De hecho,
una inyección de vasopresina directamente en el centro nervioso de roedores de
montaña aumenta la probabilidad de que se conviertan en monógamos.
Las
personas con autismo también tienen menores niveles de vasopresina, lo que
afecta su capacidad para entender los códigos de conducta sociales. En 2014 un
estudio con más de 7000 gemelos finlandeses encontró que la infidelidad en las
mujeres tenía una variante en el gen que codifica el receptor de vasopresina,
lo que sugiere adicionalmente que bajos niveles de vasopresina tienen una
influencia en la infidelidad.
El dinero
también puede ser un factor. Los hombres que ganan significativamente más que
su contraparte femenina son más propensos a ser infieles. También son más
propensos a ser infieles si sus esposas son amas de casa. Sólo si ambas partes
tienen ingresos de similar potencial, las posibilidades de engaños disminuyen
significativamente.
Por
supuesto, muchos otros factores de la vida pueden conducir a la infidelidad;
desde problemas emocionales no resueltos, cargas de relaciones pasadas hasta...
una excesiva intoxicación por alcohol. Desafortunadamente, las parejas del
mismo sexo no han sido suficientemente estudiadas y las investigaciones
científicas continúan excluyendo a los grupos minoritarios como para tener
conclusiones claras.
De cualquier manera, el engaño se basa claramente en la biología y la genética de algunos de nosotros, a pesar de ser una especie monógama.
De cualquier manera, el engaño se basa claramente en la biología y la genética de algunos de nosotros, a pesar de ser una especie monógama.
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