Cuando salimos de compras, la mayor
parte de las veces estamos familiarizados con lo que vamos a comprar. Generalmente,
tenemos una idea más o menos clara de lo que un kilo de zanahorias debe costar,
y esperamos que las tiendas de comestibles publiciten sus precios. No obstante,
a diferencia de lo que ocurre en la adquisición de la mayoría de bienes y
servicios, aquellos que se adquieren con ocasión de una boda son, probablemente,
compras que realizarán solo una vez en la vida. Añádele a eso el hecho de que la
gran mayoría de proveedores de bodas no publicitan sus precios en sus páginas
web y comenzarás a darte cuenta porqué la planificación de una boda puede
implicar tanto estrés: La familiaridad con los bienes a comprar y la
transparencia en los precios con la que contamos para otras compras,
simplemente no existe aquí.
En el negocio de las bodas, el precio
es algo muy ambiguo sobre lo que rara vez se ha escrito o hablado. De este modo,
solo queda hacer todo lo posible para encontrar un precio justo y que no se aprovechen
de uno por el hecho de ser la primera vez que se compra este tipo de cosas.
Un hecho que a menudo asusta a los
recién comprometidos es que los vendedores les van a cobrar más por una boda
que para cualquier otro evento, como fiestas de empresa o reuniones familiares.
A primera vista, esto parece absurdo: El mismo servicio debería costar el mismo
precio.
Los planificadores de boda (que también
organizan muchos otros tipos de eventos) saben que las bodas son eventos
completamente diferentes a cualquier otro. A diferencia de otros tipos de
reuniones o eventos, se supone que las bodas deben sentirse como algo único,
personal y completamente ejecutado a la perfección. Ello involucra un gran
esfuerzo y presión para todos los que hacen el trabajo de campo.
Cuando la novia empieza a caminar por
el pasillo, por ejemplo, los fotógrafos realmente no tienen la opción de cometer
errores. No hay una "toma dos". Hay mucho en juego, y los fotógrafos
deben llevar a cabo a la perfección su trabajo o de lo contrario se enfrentan al
hecho que perderán un momento irrepetible en la vida de sus clientes.
Es lo mismo con la edición del video
de la boda. A menudo hay clientes que piden no cortar a la "tía
financieramente inestable que vino desde muy lejos y que se sentiría devastada
si no estuviera en el video". La naturaleza personalísima de las bodas
hace probable que demande más trabajo que una fiesta típica, y el precio va a
reflejar eso.
No estamos tratando de defender a
todos los proveedores de la industria de las bodas. La peculiar naturaleza de
este mercado le da a los proveedores la oportunidad de aprovechar el aspecto
emocional y personal de la planificación de una boda. Esto se evidencia en las
tácticas extremas de ocultación de precios.
La táctica común utilizada por
algunos (no la mayoría) de los vendedores es dar evasivas cuando se les pregunta
acerca de los precios. Esto le da al vendedor la oportunidad de hacer que la
pareja se “enamore” del servicio, antes de hacerlos pisar tierra con el precio,
momento en el que ya sentirán que no hay marcha atrás. En un blog de bodas se
dice de manera reveladora lo siguiente:
“Cuando la novia o el novio preguntan
por los precios, dale evasivas.
¿Acaso cobras el mismo precio para
todos los servicios que das? ¿Sin importar el día?
Por supuesto que no. Existen muchas variables
que necesitas saber antes de dar un precio realista. Así que no des esa
información a la primera oportunidad “
Existen vendedores descarados que se aprovechan
de las emociones de los ilusionados novios, sembrándoles temores de arrepentimiento
si no gastan más "por esta única vez”, “para el gran día". Esta es la
parte de la industria que debe cambiar. Es la parte de la industria que es, en
parte, responsable del hecho de que el 40% de las parejas terminen aumentando
su presupuesto.
Entonces, ¿qué puedes hacer? Es muy
sencillo: Pregunta por los precios. De hecho, debes exigir los precios. Aunque
a muchos proveedores no les sea agradable, la gente tiene una cantidad limitada
de dinero, y es realista pensar que, muchas veces, no van a contrastar a los proveedores
por la calidad de su trabajo, sino porque simplemente encajan dentro del presupuesto
para la boda. Los presupuestos deberían ser respetados y deberían ser transparentes.
Esa es la única manera para empezar, poco a poco, a cambiar un mercado
irremediablemente asimétrico.
Adaptado de: “What I've learned about
wedding prices from working in the industry” de Johnny Harris (Fuente: http://www.vox.com/2015/7/30/9061419/weddings-so-expensive-economics)
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