lunes, 2 de marzo de 2015

Por qué las mujeres siempre quieren más zapatos

Repasemos un poco de historia: en las calles de la antigua ciudad de Atenas, apareció la sandalia cuando las mujeres atenienses, cansadas de los peligros que implicaba el hecho de andar continuamente descalzas, decidieron adornar sus pies con un calzado tan sencillo y práctico como éste. Muy pronto, la humilde sandalia se transformó en un calzado más sofisticado y elegante, ampliando su oferta no sólo en cuanto a la gama de colores, sino también gracias a ricas ornamentaciones y estilos extravagantes. Los guardarropas atenienses rebosaban de calzado femenino y era habitual que las mujeres más ricas de la época poseyeran hasta veinte pares de zapatos. La posesión de muchos zapatos de buena calidad equivalía a ser una “ricachona”. 
Las prostitutas de la antigüedad se hicieron famosas por otorgar al calzado su categoría de símbolo sexual. Fueron ellas quienes descubrieron que las sandalias altas proporcionaban a las caderas un balanceo especial al caminar, que atraía la atención de los hombres. Siglos después, este calzado se reinterpretaría en la forma del stiletto, ejerciendo el mismo efecto poderoso sobre el cerebro masculino. En la década de 1950, los tacones altos se convirtieron en el accesorio de moda del ama de casa perfecta cuyo objetivo era, básicamente, tener un aspecto sexualmente deseable. Por su parte, las protagonistas de la época del baby boom, mujeres nacidas entre 1949 y 1961, aspiraron en todo momento a llegar a ser mujeres maduras sanas y en forma, contribuyendo con ello al aumento mundial de las ventas de zapatillas deportivas. Las prendas y el calzado deportivo tuvieron su primer auge en Hollywood a principios de la década de 1980. La vestimenta y el calzado deportivo aburrido cayeron en el olvido para ser sustituidos por prendas que llamaban la atención, tanto en el gimnasio como en la calle. 
En la actualidad, está generalmente aceptado que para luchar codo a codo con el hombre en el mundo de los negocios, la mujer debería calzar zapatos que aumenten su estatura, es decir, necesitan igualar en altura a sus compañeros masculinos, más altos por naturaleza. Los tacones proporcionan poder, estatus y autoridad. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que los tacones finos de aguja restan puntos a la percepción del estatus de la mujer, pues dan a entender que es fácil derrumbarla y hacerla caer. Por lo tanto, mejor decantarse por los tacones gruesos y anchos. 
En resumen, los tacones altos colocan, literalmente, a la mujer en un pedestal. Así, el calzado ha evolucionado para convertirse en un reflejo de los valores, las perspectivas y el espíritu de cada nueva generación de mujeres. Los zapatos satisfacen los sentidos femeninos del tacto, el gusto, el olfato, la vista y el oído. Las mujeres respiran la fragancia de las nuevas botas de cuero, escuchan el sonido sensual de los stilettos sobre el pavimento, saborean la idea de adquirir unos nuevos zapatos de salón y visualizan las sesiones de gimnasio con sus nuevas zapatillas deportivas. Para muchas mujeres, los zapatos dejan en un segundo lugar incluso al chocolate y al sexo. Las investigaciones demuestran que las mujeres están obsesionadas por los zapatos, da lo mismo que sean sandalias. 
El zapato dice mucho sobre la mujer que lo calza: quién es, a qué se dedica, dónde ha estado y, lo que es más importante, hacia dónde va. Cuando el mandril hembra entra en celo camina de puntillas para indicar que busca pareja. De modo similar, las mujeres aumentan su altura subiéndose a sus tacones manifestando su deseo de emparejarse. Se trata de una acción inconsciente que la mayoría de las mujeres excusa como un simple querer seguir la moda. Los estudios demuestran que cuando una mujer está ovulando lleva zapatos altos, faldas cortas y camina de forma sugerente. Ésta es la razón por la cual los hombres encuentran sensuales los tacones altos: no es más que una respuesta instintiva del cerebro a su pasado evolutivo. Las investigaciones demuestran también que cuando una mujer lleva tacones altos, sus nalgas aumentan su protuberancia en un veinticinco por ciento, Cuanto más alto sea el tacón, más se estiliza el músculo de la pantorrilla y más delgada parece la mujer. Los científicos no han descubierto todavía cuál es el gen femenino que lleva a las mujeres a pensar que nunca tienen suficientes zapatos. La realidad es que los zapatos son una solución natural a todos los males de la vida diaria. Los zapatos más que cualquier otra prenda, proporcionan una visión de la vida de cada mujer. Cualquier mujer estará de acuerdo en que un par de zapatos bonitos alegran el día, mejoran la carrera profesional y atraen a la pareja. Los zapatos son una buena medida del estado de humor y del carácter de una mujer. La mujer calzará unos zapatos u otros según se sienta sexy, llena de energía, seria, profesional o relajada. Esta es la razón por la cual las mujeres parecen necesitar tantos pares de zapatos. Los zapatos suponen poder ostentar diversas personalidades. La mujer sólo tiene que elegir el par adecuado de zapatos para disfrutar al instante de atractivo sexual, comodidad o glamour. 
Pero, ¿cuál es el verdadero motivo por el que las mujeres adoran los zapatos? Ir a comprar ropa es muchas veces una experiencia negativa porque las prendas que más gustan no sientan bien, son demasiado caras o destacan los puntos débiles de la mujer. Con los zapatos es otra cosa: no es necesario estar siempre de dieta para entrar en unos zapatos, basta con saber el número. Esta es la razón por la que ir a comprar zapatos acaba siendo siempre una experiencia positiva... unos zapatos nunca conseguirán que el trasero parezca más grande de lo que en realidad es. Unos zapatos bonitos alejan la atención de los puntos problemáticos del cuerpo de la mujer. 
A diferencia de la ropa, los zapatos nunca le dirán a la mujer que debería adelgazar más y, de hecho, unos buenos zapatos de tacón logran que el peso de la mujer quede repartido en una altura superior a la que en realidad tiene. Los pies nunca traicionan a la mujer porque, básicamente, son una parte del cuerpo que ni engorda ni adelgaza. 
Por eso, cuando la mujer se nota algo más redondita de cintura, encuentra en los zapatos su mejor solución. Probarse zapatos no lleva asociado ningún sentimiento de culpa y las mujeres nunca se sienten incómodas anunciando el número que calzan. 
Consejo para los hombres: Las mujeres están tan obsesionadas por los zapatos como los hombres lo están por los deportes, de modo que mejor no luchar contra ello ni criticarlo. Si quieres ganar puntos con una mujer, llévala a comprar zapatos y anota secretamente su número, las marcas y los colores que más le gustan. Luego vuelve a la tienda sin que ella se entere, compra los zapatos y regálaselos en una ocasión especial. Para aumentar el efecto, regálaselos delante de sus amigas y así te convertirás no sólo en el protagonista de todos sus comentarios, sino que además tu vida amorosa mejorará drásticamente.

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